Al ritmo de los vaivenes de la actividad económica y la suba de la inflación, la mejora obtenida en los índices de pobreza durante los primeros meses del año, cuando se ubicó por debajo del segundo semestre del año pasado, se esfumó al calor de la acelerada carrera de los precios a partir de abril. Así, aquellos datos que difundirá hoy el INDEC y que reflejan cierta estabilidad en la tasa de pobres de la población durante el primer semestre del año, en torno a 37%, son ya estadísticas desactualizadas.
Es lo que refleja la proyección que elabora para el Departamento de Economía de la Universidad Di Tella el economista Martín Rozada, según la cual en el período de noviembre a abril de este año la pobreza habría alcanzado 35,1%, su nivel más bajo desde diciembre de 2019. Sin embargo, a partir de esa fecha, la mejora de 5 puntos respecto del pico de fin de 2020, de 42,2%, comenzó a revertirse. Esto a pesar de que fue sostenida la generación de empleo hasta junio último, lo que no fue suficiente para compensar el recalentamiento de la inflación. El saldo: cada vez hay más trabajadores pobres.
La medición de la Di Tella, basada en los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) con las proyecciones oficiales de la Canasta Básica Total (CBT), indica que a partir de abril se retomó la tendencia alcista que ubicó la pobreza en 36,2% para el período diciembre-mayo y volvió al 37,1% para el primer semestre del año, registro de apenas décimas por debajo del último dato oficial del Indec de 37,3% para 2021.
A partir de ese momento, con índices de precios al consumidor que se ubicaron holgadamente por encima de 6% en julio y agosto, la tasa de pobreza se ubicaría actualmente nuevamente en niveles cercanos al 40%. “El nowcast estima una tasa de pobreza de 39,9% para el semestre marzo-agosto de 2022″, señala el informe elaborado por Rozada, en el que detalla que la CBT promedio tomada de referencia para la región metropolitana en ese período estimó en $33.400 por adulto equivalente, lo que equivale aumento interanual de 58,5%, mientras que para el promedio del ingreso total familiar se proyectó un incremento interanual de 57,8%. “Con estos datos y la simulación de los microdatos de la EPH del segundo y tercer trimestres de 2022 se proyectó la tasa de pobreza”, detalló.
Estos datos están en sintonía con los que elabora el especialista en desigualdad y pobreza del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), Leopoldo Tornarolli, quien también ubica el punto de inflexión en el “semestre intermedio” de octubre a marzo de este año, con una tasa de pobreza estimada en 35,2% con un repunte en los meses siguientes.
“La situación del primer semestre es heterogénea, mi estimación es de 36,3% para ese período, los dos primeros meses venían relativamente bien. Recién en abril y mayo el aumento de la inflación frenó el crecimiento que venía fuerte del año pasado. En esos primeros meses, con una inflación relativamente más baja, se produjo una mejora”, explicó el economista que dirige el proyecto SEDLAC (SocioEconomic Database for Latin America and the Caribbean), que produce todos los datos socioeconómicos de los países de la región, incluidos los de pobreza, para el Banco Mundial. “Eso deja dos períodos bien definidos. En el segundo trimestre empieza a impactar ya la inflación más acelerada en el ingreso de los hogares y vuelve a subir. Con una mirada de más largo plazo de la dinámica, podemos decir que la inflación del último trimestre del año pasado fue más baja que la del anterior y la pobreza en el primer trimestre del año se mantiene pero sí ya en el segundo trimestre del año es algunos puntos más alta”, amplió el experto, quien al igual que Rozada proyecta que en el trimestre que cierra esta semana, la tasa de inflación será aún más alta.
“No sabemos aún qué tan movidos serán los próximos meses pero se intuye que sin demasiados cambios, el promedio del segundo semestre volverá a arrojar una tasa más cercana al 40%”, afirmó. Es que en el panorama por venir del último trimestre del año, aun cuando ceda en algunos puntos el nivel de inflación, impactará el enfriamiento económico que ya empiezan a reflejar los datos oficiales y que podría incluso hacer mella en el nivel de empleo y, con ello, en los ingresos de los hogares.