
La exgobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, cuestionó con dureza la denuncia penal presentada por las legisladoras Magdalena Odarda y Ayelén Spósito por el convenio firmado durante su gestión con la agencia estatal de agua de Israel, Mekorot. La causa fue recientemente desestimada por el fiscal Guillermo Ortiz, quien consideró que no había sustento jurídico.
“La denuncia no tenía ningún fundamento. Lo grave es que el Estado gastó recursos por una cuestión de estrategia electoral para hacer daño o buscar visibilidad”, afirmó Carreras en diálogo con La Tecla. A su entender, el proceso judicial implicó un uso innecesario de fondos públicos: “Dos policías vinieron dos veces a mi casa a notificarme. Todo eso tiene un costo para que una legisladora se entretenga. Eso es lo que la gente repudia del gasto público”.
Carreras aseguró que la provincia no era parte directa del convenio y destacó que el acuerdo resultó beneficioso para Río Negro: técnicos locales pagados por el CFI y propiedad intelectual en manos del Estado. “El contenido de la denuncia fue ridículo”, insistió.
Al ser consultada sobre motivaciones políticas detrás de la acusación, apuntó contra Odarda y otros legisladores que acompañaron la iniciativa. “Todo para salir dos minutos en los medios. Una vergüenza”, dijo. También deslizó que hay actores políticos detrás y habló de posibles mecanismos de financiamiento, aunque evitó hacer denuncias por falta de pruebas. “Hay una asimetría en el uso del poder. Yo soy docente, no vivo del Estado, no tengo cargo ni jubilación privilegiada, como quienes me denuncian”, disparó.
Por otra parte, Carreras confirmó que trabaja en el armado de un nuevo espacio provincial, “Hacemos Río Negro”, junto al gobernador cordobés Juan Schiaretti. Aunque no descartó una eventual candidatura al Senado, remarcó que su objetivo es construir consensos y evitar la fragmentación política.
Finalmente, criticó con dureza la gestión de Walter Cortés en Bariloche. Habló de “una debilidad institucional alarmante” y de “mucha oscuridad en el manejo de fondos”. También cuestionó al Tribunal de Contralor, al que calificó como “politizado y paralizado”.



