A partir del mes de mayo, las facturas de gas reflejarán un aumento de al menos el 150%, con la posibilidad de alcanzar más del 300%. El Gobierno Nacional justificó esta medida, haciendo referencia a la emergencia del sector energético nacional declarada en diciembre de 2023. El ajuste tarifario se implementará de manera transitoria hasta el 30 de septiembre, con el objetivo de mantener los niveles de ingresos de las prestadoras y asegurar la sostenibilidad del servicio público.
En la región patagónica, donde el gas es esencial debido a las bajas temperaturas, el impacto de estos aumentos será significativo. Los valores fijos variarán según la categoría y la zona de residencia, con incrementos que preocupan a los usuarios. Además, este aumento se suma a la preocupación por los ajustes mensuales que se aplicarán por el impacto del dólar en el precio del gas y por la inflación en las remuneraciones a transportistas y distribuidoras. Estos incrementos adicionales podrían agravar aún más la situación económica de los hogares patagónicos.
Ante este panorama, los usuarios residenciales, comerciales e industriales esperan respuestas por parte de las autoridades para mitigar el impacto de estos aumentos en sus economías domésticas y productivas. La incertidumbre sobre el futuro de las tarifas y la capacidad de pago de los usuarios genera inquietud en la región, donde el gas es un recurso vital para la vida cotidiana y el desarrollo económico.